Eres Niña Inmaculada del Señor obra
maestra, pues la fuerza de su diestra quedó
en tu ser agotada.
Y porque fuiste formada sin la culpa original,
eres Reina universal y de mi vida pastora,
Inmaculada Señora, líbranos de todo mal.
A ti me acojo, porque sé que me amas, porque
de Ti los beneficios brotan, porque velas por
mí, porque las llamas de tu gran caridad
nunca se agotan.
Aquí en tu corazón, Niña Divina vengo
confiado a remediar mis males y buscar la
segura medicina que en él encuentran siempre
los mortales.
Dígnate, Madre amada, hacerme fuerte que
me venza a mí mismo y sea sumiso, y asísteme en el
trance de la muerte para volar contigo al paraíso
y pues nos proteges tanto como verdadera Madre,
bendícenos desde el cielo y haz que nos bendiga el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén